Cirugía Diagnóstica para la evaluación de la fertilidad
En la actualidad es bien conocido que los casos de esterilidad están en aumento, por este motivo, un porcentaje de la población, acudirá a centros especializados en técnicas de reproducción asistida (TRA) para su correcto asesoramiento.
La esterilidad se define como la incapacidad de uno o ambos miembros de la pareja para la concepción natural en un plazo razonable. Se asume que un 80% de la población en edad fértil logrará la gestación en el plazo de 12 meses y cerca de un 85% en 18 meses. Si tras un año de relaciones sexuales sin protección no se consigue embarazo, se debe iniciar el estudio básico de infertilidad.
Se dan situaciones especiales en las que se recomienda adelantar dicho estudio al cabo de los seis meses de búsqueda gestacional sin éxito, sería el caso de mujeres mayores de 35 años, ciclos menstruales irregulares, antecedentes de cirugía pélvica previa (sospecha de patología uterina, patología tubárica o endometriosis) o de varones con riesgo de subfertilidad.
En un estudio básico de esterilidad se debe investigar simultáneamente a los dos miembros de la pareja.
Existen tres parámetros diagnósticos que presentan una marcada correspondencia con la posibilidad de conseguir un embarazo:
- 1. Confirmar la existencia de Ovulación
- 2. Confirmar la permeabilidad tubárica
- 3. Confirmar la presencia de una proporción suficiente de espermatozoides morfológica y funcionalmente normales
La valoración de la integridad tubárica es fundamental, ya que las trompas pueden verse afectadas en el 40% de las parejas con problemas de fertilidad. Su evaluación se incluye en uno de los primeros escalones diagnósticos dentro del estudio básico de fertilidad, ya que en función de los resultados obtenidos, se decidirán las TRA (terapias de reproducción asistida) en cada pareja.
La importancia del factor tuboperitonal
Fisiología: El papel que juegan las trompas de Falopio en la reproducción es primordial, puesto que participan en la migración espermática y la captación del ovocito, en ellas se lleva a cabo la fecundación en su porción distal y el correcto funcionamiento de sus cilios permiten la migración del embrión hacia la cavidad uterina. Por ello, es de vital importancia que las trompas no sólo sean permeables, también deben ser funcionalmente activas. Cualquier adherencia tuboperitoneal que impida su movilidad, dificultará la correcta captación ovocitaria y si existe una lesión o mal funcionamiento a nivel del endosalpinx, es posible que el embrión no pueda llegar a la cavidad uterina provocando gestaciones extrauterinas.
Las etiologías implicadas en la afectación tubárica son múltiples. Por su importancia, las vamos a clasificar en dos grandes grupos:
A) Infecciosas: El 80% de los casos de daño tubárico está causado por agentes infecciosos. Factores de riesgos implicados: infecciones de transmisión sexual, Dispositivos intrauterinos (DIU), apendicitis complicadas, legrados.
B) No infecciosas: Esterilización tubárica quirúrgica; Cirugías pélvicas; Endometriosis; Malformaciones congénitas.
Herramientas diagnósticas de las que disponemos para una correcta valoración de las trompas uterinas
Disponemos de distintas técnicas diagnósticas que nos pueden ayudar a valorar las trompas. En la valoración tubárica debemos tener en cuenta dos aspectos: constatar su permeabilidad así como su funcionalidad.
Técnicas para valorar la permeabilidad tubárica:
1) Laparoscopia con cromopertubación con azul de metileno está considerada como “gold standard” en la valoración de la permeabilidad tubárica. Como ventajas nos da la posibilidad de visualizar la cavidad pélvica, pudiendo diagnosticar cuadros adherenciales, Hidrosalpinx, endometriosis y patología ovárica o uterina (Miomas, malformaciones…). Ante tales hallazgos, se continua el proceso quirúgico y en ese mismo acto se puede realizar la cirugía reparadora necesaria. No permite la valoración de la cavidad endometrial a menos que se realice una histeroscopia en el mismo tiempo quirúrgica
2) La Histerosalpingografía (HSG) Se trata de una radiografía que valora la cavidad uterina y las trompas de falopio mediante la instilación de contraste opaco a través del cérvix uterino. El proceso debe llevarse a cabo justo pasada la menstruación y antes de que se produzca la ovulación para asegurarnos de la ausencia de embarazo (del 5º al 10º día del ciclo menstrual). Sólo nos da información sobre el lumen tubárico pero no evalúa la presencia de adherencias tuboperitoneales que comprometan la funcionalidad de las trompas.