Miomatosis
Los miomas son tumores benignos estrógeno-dependientes que se originan del músculo liso uterino y contienen elementos conectivos fibrosos. La denominación correcta es la de leiomioma aunque también se designan con los nombres de mioma, fibroma, fibro-mioma y fibroide. Pueden presentar diferentes tamaños y ser únicos o, más frecuentemente, múltiples.
Son los tumores más comunes de todo el aparato genital, y probablemente el tumor benigno más frecuente en la mujer, pudiéndose encontrar hasta en un 50-70% de la población femenina.
Como dijimos anteriormente son tumores benignos, pero hay que tener en cuenta que en un muy bajo porcentaje de 0,5% puede haber una degeneración maligna del mioma, lo que lo transformaría en un leiomiosarcoma.
Según su localización se los puede clasificar a grandes rasgos en 3 grupos: miomas subserosos (se proyectan hacia la cavidad abdominopelviana), miomas submucosos (se proyectan hacia la cavidad uterina), y miomas intramurales (crecen en el espesor de la pared muscular del útero).
Causas
Existen otros menos frecuentes que son los miomas cervicales (miomas del cuello del útero) y los intraligamentarios (en el espesor de los ligamentos de fijación del útero).
Pueden ser asintomáticos y ser encontrados como hallazgos durante el examen físico, en una ecografía o en una laparoscopía.
En el caso de ser sintomáticos los síntomas más frecuentes son:
– Hemorragias uterinas (62%)
– Dolor por torsión o por dilatación cervical.
– Infertilidad.
Diagnóstico
Ecografía: Puede ser transvaginal o abdominal (para ver miomas grandes). Sirve para poder diferenciar miomas de otras patologías, como ser quistes de ovario, o pólipos en el caso de los submucosos.
Resonancia nuclear magnética: es útil para los casos dificultosos en donde no se logra determinar con exactitud la naturaleza del tumor.
Histeroscopía: Es un procedimiento donde se utiliza un instrumento estrecho con una videocámara y se ingresa al útero a través de la vagina y sirve para explorar la cavidad uterina, para diagnosticar miomas submucosos (que se proyectan a la cavidad uterina) teniendo la posibilidad de realizar biopsias dirigidas.
Tratamiento
El tratamiento definitivo de la miomatosis uterina es fundamentalmente quirúrgico, sin embargo en ciertos casos puede y debe adoptarse una actitud conservadora, como en el caso de las pacientes con deseo de paridad.
Tratamiento médico:
Debe perseguir dos objetivos:
a) Alivio de los síntomas (sangrado uterino y dolor)
b) Reducción del tamaño del tumor.
El ideal de todo tratamiento médico debería ser la completa regresión del tumor, pero hasta la fecha, esto no ha sido descrito; por esta razón los tratamientos médicos han tenido en el pasado un papel limitado en el manejo de los miomas. Sin embargo, con los recientes avances en el diagnóstico y técnicas terapéuticas, se le ha dado importancia, tanto como tratamiento sintomático en los miomas como adyuvante en la cirugía.
En la mayoría de las terapias médicas se utilizan tratamientos del tipo hormonal. Pueden utilizarse: progestágenos, andrógenos, inhibidores de prostaglandinas, anticonceptivos orales, terapia hormonal sustitutiva, entre otros.
Estos tratamientos deben realizarse por períodos cortos de tiempo, debido a que generan muchos síntomas relacionados con la menopausia: osteoporosis, sofocos, aumento del sangrado por degeneración.
Tratamiento Quirúrgico:
El tratamiento quirúrgico se orienta según los síntomas, según la edad de la paciente, su deseo de paridad, y el tamaño de los miomas.
El mismo puede ser conservador cuando se extraen solamente los miomas (miomectomía) o no conservador cuando se realiza el tratamiento definitivo que consiste en la extracción del útero (histerectomía).
– Tratamiento conservador: Miomectomía
Vía vaginal: histeroscopía con resectoscopía
Vía abdominal: miomectomía laparoscópica
– Tratamiento definitivo: Histerectomía
– Vía vaginal
– Via abdominal
– Abierta o Laparotómica
– Laparoscópica
– Con extracción vaginal
– Con extracción abdominal (Morcelación uterina)